*La fuerte tragedia ocurrida en la Ciuda de México provoca la activación del «código negro»
Por Yiram Anteliz
Ciudad de México, 10 de septiembre de 2025. Lo que parecía una tarde común se transformó en horror cuando una pipa cargada con gas LP volcó y explotó bajo el Puente de La Concordia, en Iztapalapa. El estruendo sacudió la zona y el fuego envolvió autos, motocicletas y peatones en cuestión de segundos. “Sentí como si el aire se incendiara, no hubo tiempo de correr”, relató una testigo con la voz entrecortada.
Entre las víctimas, tres personas perdieron la vida y más de 70 resultaron heridas. Muchas sufren quemaduras graves y se debaten entre la vida y la muerte en distintos hospitales de la ciudad. “Vi a un señor que pedía ayuda porque las llamas no lo dejaban moverse. Fue aterrador no poder hacer nada”, narró un automovilista que logró salir ileso.
Las imágenes posteriores muestran un panorama desolador: autos calcinados, vidrios rotos y el asfalto ennegrecido por el fuego. Los paramédicos y bomberos trabajaron contrarreloj para rescatar a los sobrevivientes, mientras el humo aún se alzaba hacia el cielo. “Parecía una zona de guerra”, describió uno de los rescatistas que atendió a los lesionados.
La tragedia, sin embargo, no solo dejó dolor en las familias afectadas, sino también indignación. Se descubrió que la pipa pertenecía a una empresa que operaba sin seguros vigentes, lo que deja en la incertidumbre el apoyo inmediato a las víctimas. Vecinos de la zona exigieron justicia y mayor control sobre las compañías que trasladan sustancias tan peligrosas por zonas urbanas.
Hoy, mientras la ciudad intenta retomar su ritmo, decenas de familias esperan noticias de sus seres queridos hospitalizados. La explosión en Iztapalapa no solo marcó una herida profunda en la capital, también reavivó el temor de que tragedias como esta puedan repetirse si no se toman medidas urgentes. “Nunca imaginamos que el peligro venía rodando en una pipa junto a nosotros”, resumió un sobreviviente.
