«El Real Madrid roba» polémicas declaraciones de Lamine Yamal días antes del clásico

*La joven promesa española encendió las redes sociales tras declarar fuertes acusaciones a su acérrimo rival

Por Yiram Anteliz

Lamine Yamal, la joya más joven del FC Barcelona y niño mimado del fútbol español, decidió prender la mecha antes del clásico: “El Real Madrid roba y se quejan”, soltó sin titubeos en una entrevista. La frase, que podría haber salido de la grada más caliente del Camp Nou, rebotó como un misil en los medios y en el vestuario merengue. Lo que parecía una travesura verbal de un chico de 18 años se convirtió en un terremoto mediático. Los madridistas no tardaron en responder con indignación, y los barcelonistas se debatieron entre aplaudir su osadía o taparse la cara ante una polémica que llega justo antes del partido más seguido del planeta.

El problema de hablar de robos cuando tienes un caso Negreira

La ironía no tardó en explotar: un jugador del Barça acusando a otro club de “robar” cuando su propio equipo arrastra todavía la sombra del Caso Negreira, el mayor escándalo arbitral del fútbol español. Durante años, el Barcelona pagó millones al exvicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, bajo conceptos que jamás quedaron claros. El caso, aún bajo investigación judicial, mancha la credibilidad culé y convierte la frase de Yamal en un tiro al pie. En redes, los hinchas del Madrid se encargaron de recordárselo: “Que el club de Negreira hable de robos es como si un pirómano se quejara del calor”.

Iniesta apaga el fuego con un balde de diplomacia

Ante el estallido, Andrés Iniesta intentó poner paños fríos: “Lo importante es el fútbol, no las palabras”, dijo el ídolo eterno del Barça. Pero su voz, serena y respetada, llegó demasiado tarde. El daño estaba hecho y el ambiente del clásico se volvió tóxico. En Valdebebas ya se habla de usar las declaraciones como motivación extra; en Barcelona, algunos dentro del club preferirían que el chico se limitara a jugar. Aun así, Yamal no ha pedido disculpas ni se ha retractado: su carácter, tan eléctrico como su fútbol, parece haber heredado la arrogancia de una generación que prefiere provocar antes que respetar.

Un clásico que ya empezó antes del pitido

El comentario de Yamal no solo agitó la prensa: reavivó los fantasmas de los arbitrajes, los favoritismos y la eterna sospecha de manipulación. En Madrid recuerdan viejos episodios —desde el famoso penal no cobrado a Cristiano hasta las expulsiones discutibles en el Camp Nou—, mientras que en Barcelona se defienden alegando persecución mediática. Pero esta vez, la batalla no se juega en el césped, sino en los micrófonos y redes sociales, donde el joven delantero ya se ha convertido en el nuevo villano blanco. Lo irónico es que el chico quería hablar de fútbol… y terminó hablando de moral.

Cuando la boca pesa más que los goles

Lamine Yamal es un talento innegable, pero también un recordatorio de que en el fútbol moderno cada palabra es un pase peligroso. Sus declaraciones han resucitado viejas heridas, y, de paso, han puesto al Barça en el espejo de su propio pasado. Que un jugador culé acuse a otro club de robar mientras su institución sigue defendiéndose de un caso de corrupción arbitral es una ironía que ni los mejores guionistas podrían escribir. Si el clásico necesitaba pólvora, el adolescente ya le prendió la mecha. Ahora, el balón hablará… pero la lengua de Yamal ya hizo suficiente ruido para llenar titulares por semanas.

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