*Lamine Yamal quedó desaparecido durante el partido después de dar polémicas declaraciones
Por Yiram Anteliz
El Santiago Bernabéu volvió a ser una caldera. Bajo el mando de Xabi Alonso, el Real Madrid derrotó 2-1 al Barcelona en un duelo tenso, emocional y con sabor a vieja rivalidad. Los blancos fueron mejores de principio a fin: presión alta, ritmo controlado y una autoridad futbolística que recordó a los grandes equipos de otras épocas. En su primer Clásico al frente del Madrid, Alonso aprobó con nota: su planteamiento fue valiente y tácticamente impecable.
Mbappé y Bellingham, los ejecutores del triunfo
Kylian Mbappé abrió el marcador con su sello característico, luego de que su primer tanto fuera anulado por un fuera de juego ajustado que desató la primera polémica de la noche. Lejos de desconectarse, el francés respondió con la frialdad de los grandes y terminó celebrando el 1-0 legítimo. Antes del descanso, Jude Bellingham amplió la ventaja con un disparo preciso tras una recuperación en campo rival. El Barça apenas logró descontar en el complemento, pero el Madrid ya había hecho suficiente para firmar una victoria con autoridad.
Lamine Yamal: provocaciones y silencio en el campo
En la previa, Lamine Yamal había encendido el Clásico con declaraciones polémicas, asegurando que “el Bernabéu no es difícil” y que “el Madrid roba y se queja demasiado”. En la cancha, su actuación fue todo lo contrario: discreta y sin peso en los momentos clave. El joven culé fue anulado por el lateral Álvaro Carreras, quien lo mantuvo controlado durante todo el encuentro. Al finalizar, Dani Carvajal se le acercó para recriminarle sus palabras, diciéndole que “habla mucho”, lo que provocó un intercambio verbal que pronto involucró a varios jugadores de ambos equipos.
Bronca caliente al final del partido
El pitazo final trajo consigo un estallido de tensión. Luego del cruce entre Carvajal y Lamine Yamal, varios jugadores se acercaron y comenzaron los empujones y gritos en medio del campo. Vinícius Júnior intervino, mientras Bellingham y De Jong intentaban calmar los ánimos. Los cuerpos técnicos de ambos equipos también ingresaron al terreno para evitar que la situación escalara, aunque la bronca dejó claro que la rivalidad sigue más viva que nunca. Finalmente, los árbitros y personal de seguridad lograron dispersar a los futbolistas, mientras el público coreaba el triunfo blanco con intensidad.
El mensaje es claro: el Real Madrid vuelve a reinar
La victoria no solo deja tres puntos, sino una sensación de jerarquía. El Real Madrid de Xabi Alonso mostró oficio, ambición y un fútbol que combina intensidad con precisión. El Barcelona, en cambio, se marchó cabizbajo, víctima de su propia arrogancia previa. Yamal habló demasiado, el Madrid respondió en el terreno donde más duele: el césped. Entre polémicas, goles y orgullo, el Clásico volvió a dejar una certeza de siempre: cuando hay que ganar, el que manda sigue vistiendo de blanco.
