Quadratura al Círculo Emoción Social

 Francisco J. Castro Mariscal

No vuelvas donde un día fuiste feliz, es una trampa de la melancolía, todo habrá cambiado y ya nada será igual, ni tan siquiera tú.

No intentes buscar los mismos paisajes, ni a las mismas personas, no estarán, el tiempo juega sucio, y se habrá encargado de destrozar todo aquello que un día te hizo feliz.

No regreses al lugar donde un día fuiste feliz, retenlo siempre en tu memoria, tal como era, pero no regreses.

No vuelvas al pasado, ya lo conoces, la vida sigue y hay nuevos caminos que recorrer, nuevos lugares que visitar y otras personas que nos esperan. 

Hay muchas oportunidades que están esperando para ser vividas. 

Hoy, el enorme reto de bien gobernar y administrar el dinero público, es de complejidad mayúscula y sin duda exige dedicación, compromiso y, sobre todo, lo que Colosio Murrieta nos decía, y a lo que nos convocaba a quienes trabajábamos con él: emoción social.

Muchos tuvimos la suerte de colaborar con Luis Donaldo Colosio Murrieta. Muchos, creíamos que era un líder al cual seguir, del cual aprender y, sobre todo, que tenía la altura y la capacidad para ser un gran presidente de la República. Su vocación y visión social así lo acreditaban. 

Para muchas nuevas generaciones, la historia de Donaldo parece ya muy lejana. Pero constituye una de las grietas abiertas que la frágil democracia en que vivimos no termina de cerrar. Por eso es importante hablar de su legado y presencia en la realidad nacional de hoy; porque no debemos olvidar que, si algo puede dañar, en ocasiones irreparablemente a las instituciones democracias, es la violencia, y más aún, la homicida.

Una de las ideas centrales que estaban en el programa de gobierno de Colosio Murrieta era consolidar la reforma política del país; estaba convencido de que, sin democracia, México no podría derrotar a la pobreza; que sin auténtica democracia no lograríamos avanzar hacia un Estado de bienestar; que, sin democracia, la justicia social no podría llegar a la puerta de quienes en mayor medida enfrentan el hambre y las carencias; las injusticias de todo tipo.

Lo anterior, aún ahora, exige de una cultura extendida de tolerancia a la pluralidad de visiones y voces; requiere de comprender que las libertades de creencia, pensamiento y expresión están en la base de una sociedad respetuosa de los derechos humanos y de bienestar generalizado.

En ello, releva la contradicción de postura ante el Ejecutivo Federal, al dividir al país y de promover una ideología única. Un discurso patrimonialista e identitario y que es incapaz de valorar la riqueza de la pluralidad y la importancia de dialogar ante quienes no piensan como uno; es la ratificación de la vacuidad y la frivolidad con que se toman decisiones y se plantean agendas políticas y económicas.

Esto pudiera parecer meramente anecdótico, en realidad constituye lo que está pasando en el país; en torno al extravío de esta dirigencia; y en torno a la importancia de los valores y los principios en el ejercicio de la política; la cual sigue siendo rebajada a su peor forma de expresión: la lucha vulgar por puestos políticos, prebendas y beneficios económicos.

Es una muestra inequívoca de la urgente renovación ética de la política nacional; de lo imprescindible de que sean las y los mejores, en el sentido ético y profesional, quienes tomen las riendas del destino de México. Porque, de otro modo, lo que seguirá prevaleciendo es la inaceptable realidad que hoy nos interpela y confronta.

Es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota (…) En construir una identidad capaz de advertir una comunidad de destino, en la que se pueda fracasar y volver a empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados. En no ser un trepador social, en no pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar primero. Ante este mundo de ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de esta gente que ocupa el poder y que escamotea el presente, ni qué decir el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser. Ante esta antropología del ganador, de lejos prefiero al que pierde. 

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s